Me quiero presentar. Mi nombre es Katie (Katita) Williamson.
Soy estadounidense, de Nueva Orleans, la ciudad del jazz. A los 18 años me fui a España para estudiar el español por la primera vez. Al final, no aprendí tanto español en España porque vivía con gente de muchos países y la lengua que compartíamos todos era el inglés. No fue hasta que me mudé al Perú después de graduarme de la Universidad que aprendí este lindo idioma de verdad.
He sido y he hecho muchas cosas durante estos primeros 31 años de mi vida.
He sido vegana (por 6 años). Ahora, ex-vegana. He enseñado yoga, he trabajado en la selva peruana, me he certificado como terapeuta nutricional (NTP) con la Nutritional Therapy Association, he construido una empresa para llevar gente a conocer la hermosa tierra Peruana. He trabajado en un orfanato, en un colegio, y he enseñado talleres en vivo y en línea sobre el arte milenario de la fermentación.
He sido y soy (y seré siempre) una Pachamamista.
Cada vez me siento aún más profundamente agradecida a la Madre Tierra (a la Pachamamita) por darnos vida, por amarnos sin condiciones, y por apoyarnos incluso cuando la maltratamos. Dependemos de ella para nuestra supervivencia; ¡esta afirmación no es “hippie” sino la pura verdad!
Desde hace varios años, me interesa mucho todo tema de nutrición y cómo vivir una vida saludable, tanto para nosotros como para la Madre Tierra. Ahora en EEUU hay un movimiento muy grande para promover un estilo de dieta más tradicional, más indígena, más ancestral. A la vez, en Latinoamérica, hay otro gran movimiento para recuperar la sabiduría y la tradición indígena acerca de las costumbres ceremoniales y espirituales.
Creo que para poder sobrevivir, (nosotros, todos los seres humanos) tenemos que combinar lo mejor que nos ofrece la tecnología moderna con la sabiduría de nuestros ancestros para respetar a la Madre Tierra y al medio ambiente. Tenemos que honrar el pasado Y el futuro para crear un presente sano y feliz.
Gracias por ser y estar.
Que vayamos juntos sembrando campos de alegría. Que nuestras vidas sean nuestros rezos.
Con mucho amor,
Katita Williamson